“Alimento de los dioses” para los antiguos egipcios, panacea polivalente para el médico griego Hipócrates… la miel, el “oro líquido”, ejerce desde hace mucho tiempo una gran fascinación sobre la humanidad.

Su calidad única y aroma distintivo hacen de la miel de Manuka la miel más extraordinaria del mundo. Está hecho del néctar del Mar del Sur o mirto de Nueva Zelanda, llamado “Manuka” por los maoríes, que solo crece en las regiones montañosas de Nueva Zelanda. La población indígena ha utilizado tradicionalmente las hojas, la corteza y la miel de esta planta silvestre como remedio natural para muchas dolencias durante muchos siglos.

Usado interna o externamente, es particularmente efectivo en el tratamiento de infecciones, resfriados, heridas o inflamaciones.

¿Qué hace que el néctar de las flores rosadas de Manuka sea tan valioso?
Es la molécula metilglioxal (MGO).

Solo la miel de manuka tiene niveles excepcionalmente altos de este producto de descomposición del azúcar, una sustancia que puede matar bacterias, virus y hongos. MGO no ocurre en el arbusto de Manuka en sí, pero sí su precursor, la dihidroxiacetona (DHA).

Solo cuando se mezcla con la saliva de la abeja comienza su conversión a MGO. Cuando las abejas melíferas en los extensos bosques arbustivos del Parque Nacional Egmont han recolectado suficiente néctar de las flores de Manuka y lo han encerrado en panales, el precioso edulcorante y medicamento con su codiciado ingrediente se produce después de un largo período de maduración y almacenamiento.

Todas las mieles de Manuka Imperial cumplen con los más estrictos requisitos de calidad y autenticidad y llevan el sello UMF®, que determina y certifica el “Factor Único Manuka”.